jueves, 23 de junio de 2011

Esta soy yo

... Buscando en el baúl de los recuerdos, encontré esta descripción que hice de mi misma, y aunque ya haya pasado 3 años del escrito, me doy cuenta que no he cambiado en nada. Les dejo conmigo misma (no añado foto, pero la descripción es buena para que me imagines)

ESTA SOY YO

Se dice que cada persona es un universo independiente, una expecie en extinción, parecidos y completamente diferentes a otros. Así somos, o no somos, pues qué difícil se plantea saber cómo somos y cómo son lo demás.

ESTA SOY YO, tal y como me ves, en esta foto sin maquillar, sin tacones, o sea YO MISMA, una chica normal de cara pequeña (cara de ratilla) que cada año se parece más a la de mi madre, cosa que me encanta, pues a veces la miro y me veo tanto en ella que le digo - Ay mamá pero qué guapa eres! - :) , con pequeños lunares que se multiplican y se van sumando junto a pequeñas pequitas susceptibles al sol (qué rabia me da!), con una nariz que muchos me preguntan si es mía o es de "mentira". Ella sóla se gobierna, se ha ido afinando con los años, será por eso de "no contar mentiras", los ojos castaños que se aclaran o escurecen según la estación y la potencia de la luz, y eso sí, ¡rasgados! es donde mi hermano y yo nos parecemos más (si es que en algo nos parecemos). Y unos super hoyuelos cuando sonrío que vinieron conmigo desde mi primera sonrisa y que a veces adoro, y otras odio mucho! pues en las fotos se me marcan muchísimo.

Soy caderona!! (soy una mujer paridora como decía una amiga mía, no es que me encante la definición pero ... "aceptamos barco"). Para algunos, bastante alta (engaño bastante con tacones) pero tengo tamaño normal: 1.73 cm. ¿Exuberante? ¿porqué me dicen eso? ¡¡pero si soy una sílfide!! en fin... me catalogo como cuerpo diávolo (según la última teoría sobre los cuerpos de mujer) o para los más clásicos, soy como una botella de cristal de Coca Cola ( y que sea light!).

Cuando engordo; se va todo a las caderas, los muslos y al culete (tipical of women) y cuando adelgazo lo primero que me adelgaza es la cara, que ojalá fuera al revés, perder barriga y quedarme con mofletes, pero no! la naturaleza es caprichosa!!
Me gustan... mmmm ¡me gustan mis manos! son grandes para dar cachetones a los impertinentes (jeje, no soy violenta!) me gustan mis pies, al menos no los escondo por ahí ¿porqué la mayoría de la gente odía sus pies? la verdad que los tengo castigadísimos de llevar tanto tacón + piel sensible... ¡¡LOS TORTURIZO BASTANTE!! pero les tengo cariño ;) me permiten soñar con ellos y poder bailar. Me gustan mis ojos, normales o bonitos para algunos... pero son el "espejo del alma". Y como no, mi sonrisa... Me gusta porque a veces la pierdo y cuando regresa y la reconozco procuro mantenerla ahí el mayor tiempo posible.

Por cambiar ¡¡¡no cambiaría nada!!! (ámate a tí mismo) hay que aceptarse tal cual somos. Aunque también pienso que somos por fuera lo que creemos que somos por dentro, lo que hemos vivido y experimentado y por ello, ¡somos tremendamente bellos! nuestro cuerpo también forma parte de nuestra historia. Las arrugas en la cara, son señal de haber tenido razones para reirse, las estrías del embarazo de haber dado luz a una nueva vida, las cicatrices son la huella de nuestra batalla o nuestras operaciones, aunque también hay cicatrices que se llevan por dentro, éstas se ven por fuera o no se ven, según. No me asusta envejecer o cumplir años (al menos por ahora no).

Dicen que Soy:
Desinquieta, encantadora (eso dícen), impulsiva (también lo digo yo) ilusa y bastante inocente (puedo creerme cualquier broma), sensible (¿por hacer canciones? ¡cómo pueden saber eso! ¿?) impaciente en mi vida personal, paciente en la vida laboral (dicen mis alumnos), creativa, extremista ( desaparezco de la faz de la tierra cuando algo me duele, me molesta, necesito tiempo para pensar, para esconderme, pero siempre termino por regresar) Espiritual (am am...) cabezota (reconozco que si) optimista (y espero no dejar de serlo) risueña (para algunos, pues otros dicen que soy seria, según dónde y en qué circunstancia puedo tener dos impresiones distintas, será cosa de ser géminis) comprensiva, sincera...

Digo que soy:
Nostálgica, soñadora, buena amiga, ¡golosaaaaa!, de lágrima fácil, por lo tanto; emocional. Apegada a los que quiero y a mi tierra. Familiar (aunque tenga un carácter que más que entrar, siempre sale y diga por eso mi madre que soy una despegada, pero lo cierto es que les necesito bastante) Romántica, sociable (me encanta conocer gente nueva) me gusta el olor a tierra mojada, a mar furioso y a la colonia de bebé, me gusta viajar, recordarte, el chocolate, sentirme libre, adoro el mar, los abrazos de mi sobrino, los "te quiero" de los amigos, Madrid y Valencia, las cartas, los momentos con mi hermana, con mi hermano y cuando me llama con ese tono que usa para pedirme algún consejo. Cantar, la guitarra, soñar despierta, mi perrita Rosca... Y tantas cosas...

Lo bonito es que me descubro cada día, lo bonito es que tú me descubras y me ayudes a encontrarme.

Al menos puedo decir que ¡ESTA SOY YO!

miércoles, 15 de junio de 2011

Mil preguntas y otras mil tantas angustias

¡¡Cuánto se sufre por amor!!! o mejor dicho; por desamor.

Los amores incomprendidos son los que más nos hacen perder la cabeza, a veces no nos enganchamos a quien mejor nos ama, sino a quien no nos sabe amar, es la lucha por conseguir el amor de quien anhelamos, y en ésa lucha, perdemos nuestros principios muchas veces, nuestra identidad se suplanta llevando de apellido el nombre de esa otra persona.
Existen expertos en la confusión, hay besos ambiguos y falsas esperanzas. Tal vez sea una de las peores enfermedades que conozco.

También pude titular este post como; ¿porqué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? pues son ésas historias realmente las que nos destrozan, es cuando esperas después de un beso un "te quiero" y este jamás llega, cuando malinterpretamos quizá el trasfondo de una relación que jamás se permite pasar del umbral de incondicional a estable.
No sé si a día de hoy volvería a caer en una historia de amor incomprendida, que se prolonga a lo largo del tiempo y que es el paso del mismo el que se usa como cohartada para justificar que lo que dura en el tiempo es real.
Lo cierto es que una mentira puede ser eterna. Antes, hace años, y tal vez no tantos, era una niña aún que creía que quien ama, ama sin condiciones, ¡y qué equivocada estaba!.


Encontré por casualidad un escrito que usé para desahogarme o para comprender una historia de esas que hacen pupa y hieren quizá, una sensiblidad mayor; el alma.
Hace ya mucho de cuando lo escribí, tanto que han pasado más de 1460 días, pero aún así, releo una vez lo escrito y el sentimiento de desasosiego continúa tan presente, que me da escalofríos.


Espero que sólo sea la sombra de algo que no volverá a entrar en mi vida. A día de hoy, creo que he llegado a comprender donde estuvieron mis errores para caer en historias así.
Hoy mi corazón bombea sanamente al lado de alguien que da respuesta a mi teoría del "buen amor".


Me escribo a mi misma porque tengo la necesidad de hablar, de sacar qué
es lo que realmente me preocupa o inquieta, sí que lo sé... pero parece
que queriendo callar esa voz que me sale de dentro me voy a sentir mejor.
Tal vez sí, o tal vez sea mejor ahogar todo lo que hace que yo ahora esté
bajo estas condiciones para olvidar, éso si olvidar se plantease fácil.
¿Porqué y para qué nacen los sentimientos? ¿para qué surgen si nos
hacen daño a veces? y otras nos cuesta acallarlos, disminuirlos, hacerlos
desaparecer... siempre ando en un debate sobre si mis emociones son buenas o
tengo que esconderlas y olvidarlas.
Me siento nerviosa, inquieta, diría que te echo de menos, que me falta
una pequeña cosa cuando no te veo, pero no tengo la certeza total de esta
verdad. ¿ Y sí me estoy dejando llevar irresponsablemente con todo esto? ¿ y
si es verdad eso que dices que lo voy a pasar mal? no quiero. Eso es lo que
sé, y estoy inquieta porque la naturaleza de los buenos sentimientos no es
hacerlos desaparecer... ése no es su fin. No me explicó qué buscabas... y si
tan bien sabías qué querías porqué no escogiste otro camino... y porqué
precisamente yo? éso que quería se puede obtener de cualquiera.
Mil preguntas y otras mil tantas angustias,
procuro llevarlo bien, pero cada día no se suma al
olvido, sino que multiplica el tibio recuerdo, un recuerdo que se evapora y
que transformo exagerándolo.
Procuro mantenerme serena, mantenerme tranquila, olvidada de esta
historia, pero toca en mis paredes, en mi estómago, mi pecho, mi corazón
todas estas preguntas que me cuesta tanto darles la espalda.
¿Qué sientes? ¿qué
querías? ¿qué buscaba yo y porqué me dejé llevar?

A veces creo sentirte, o igual invento el sentirte para no culparme
tanto. Y siento que me recuerdas, que ambos nos preguntamos muchas
cosas... y que parece ser más larga la distancia, o parece que hay muchos
días que no hablamos. Y es verdad, para mi; una eternidad. ¿Qué tienes que me
faltas cuando no te veo, cuando estás lejos? ¿qué tienes que me debilitas
cuando te vas?

Quisiera encontrar una señal esta semana sin ti... estando tan lejos.

martes, 7 de junio de 2011

La Quinta Montaña


Hace muchos años, me enganché a un escritor de novelas, Paulo Cohelo. Para mi fue un descubrimiento, me enseñó y reafirmé muchas ideas que tenía en aquella época.

Imagino que la vida son etapas, etapas en las me afilié a unos escritores más que a otros pues sentía que ellos me entendían (me entendían a mi..., difícil apreciarlo así pero así fue).
Al tiempo que fui creciendo, me fue llamando más la atención otro tipo de novela, otros escritores, otras filosofías, otras historias, y dejé de ser una loca fanática de Paulo Cohelo (habiéndome leído todo lo publicado de este escritor, tanto que esperaba a que sacase el siguiente libro para ir a comprarlo a la libreria) que pasé posteriormente hacia otras inquietudes literarias o humanísticas.

Así fue como en aquel entonces, llegó a mis manos "La Quinta Montaña". Creo muchas veces que los libros, cuando llegan a nuestra vida, no lo hacen por mera casualidad. Llegan por un porqué. Tal vez contengan la interpretación a nuestras dudas, pistas sobre hacia dónde dirigirnos, señales... Así que la Quinta Montaña para mi, no fue menos. No fue el primer libro que llegó a mis manos para darme la respuesta a alguna cuestión, no, la magia se cruzó tal vez por vez primera con "El Alquimista" quien me dio TODAS las respuestas a mis dudas, a mis penas de aquel momento y el porqué de mis ilusiones. Qué lindo es poder darle una interpretación distinta a una misma novela en función de quien la lee.
La Quinta Montaña, me dio a entender que muchas veces las derrotas, los fracasos, los imprevistos... tienen una gran oportunidad en ellas; la de volver a empezar. Explicaba que todo lo que cae es porque sus cimientos no están bien puestos y que la oportunidad de empezar de cero nos daba la ventaja de poner cada cosa en su sitio perfectamente y de mejor manera, ya que estamos ayudados por la experiencia de haber vivido lo que no vivimos cuando empezamos a crear.
Y es que volver a crear, es una oportunidad espléndida y maravillosa a la que a muchos de nosotros, se nos puede hacer un mundo.

A mi se me derrumbó la torre, ¡¡¡ salieron las oposiciones y ni me enteré!! es como un chiste tonto, pero bueno, pasó, y efectivamente, como en todos los chistes acabé por reirme. Habia sacrificado muuuchas horas, mucho tiempo, muchos nervios, mucho cansancio aplicado a ése reto o a ésa meta... y.... ¡¡¡pasó como un tren por detrás de mi sin hacer ruido!!!. Pero la verdad, que a pesar de todo, sentí alivio.

No sé qué debo aprender de ésto, a estar más atenta seguro, pero también a reinvertir mi tiempo en otra actividad que me haga ser más "yo misma".


Últimamente hay un nuevo verbo que ronda en la red, o que quizá siempre existió y ahora se le dota de más protagonismo: "Reinventarse" Es como una nueva corriente filosófica que diría que está cogida de la mano con lo de "proyectar".

Pues sí, efectivamente; ahora me reinvento y proyecto todo éso que quisiera en mi futuro. Como si tuviera en los ojos un retroproyector que refleja en un papel blanco éso que se está forjando en mi cabeza.

Quizá se ha caído la torre, pero ahora tengo todas las piezas de ésa torre, como si fueran leggos para construir otra torre, o tal vez un chalet, o un castillo... con las mismas piezas, puedo hacer formas distintas. Ésa es la ventaja.
Y sí, ahora mismo estoy reinventándome, con miedo, cómo no, es como invertir dinero en una nueva obra que no sé si se vendrá abajo... pero con muchas proyecciones que tienen un significado, éstas me valen y éstas me hacen valiosa.
Al menos aprendí que sin constancia, no se pueden construir grandes edificios, sin voluntad no se mantiene ésa proyección y sin ilusión nada vale. El empezar de cero tiene un gran significado; Se abre una nueva puerta frente a mi. ¿Y si cae? pues entonces no era el destino, era el camino.

Hay una lección oculta detrás de cada "derrota" o de cada victoria.

miércoles, 1 de junio de 2011

La caja de Pandora


Todos llevamos una caja de Pandora dentro, a veces se abre por sí misma en situaciones extremas y otras la forzamos a abrir. En la caja de Pandora están todas las emociones que nos hacen ser humanos, incluída la ira, la rabia, los celos etc... Sé que lo correcto sería controlar todas ésas emociones negativas y mantenerlas bajo control, pero muchas veces reprimirlas creo que nos haría daño. Según Louise Hay de (Usted puede sanar su vida) el reprimirlas se traduciría en cáncer. Y quizá. Tal vez deberíamos empezar a controlarlas... sin reprimirlas, poco a poco, y llegar a tenerlos "controlados" como al perro que se domestica. Pues un perro, de manera instintiva ha nacido para ser cazador, ataca de manera natural, pero el hombre lo ha educado para mantenerlo en sociedad. Yo no soy menos, tengo mi cajita de Pandora dentro, y mis emociones irritantes. Y me he asombrado a mi misma del como puedo tener tanta ira o sentir tanta rabia ante determinadas situaciones, el como me crispo cuando siento que me hacen daño. No me averguenzo de ello... pero me asombra el como dos personas que se quieren tanto, pueden llegar a gritarse como si se odiaran frente a algo que les hace daño. Cómo se puede pasar del amor al odio en un segundo. Quisiera pensar que es el amor disfrazado de miedo que como un perro muerde para evitar ser atacado. Les dejo un cuento de Jorge Bucay
La isla de las emociones
(cuento de Jorge Bucay)
Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio… Todos estaban allí.

A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila y hasta previsible. A veces la Rutina hacia que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Conveniencia lograban aquietar el Descontento.

Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento llamó a reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar del encuentro, todos estuvieron presentes. Entonces, el Conocimiento dijo:

–Tengo una mala noticia para darles: La isla se hunde.

Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:

–¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!

El Conocimiento repitió:

–La isla se hunde.

–¡Pero no puede ser! ¡Quizá estás equivocado!

–El Conocimiento casi nunca se equivoca –dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad–. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.

–¿Pero qué vamos a hacer ahora? –se preguntaron los demás.

Entonces, el Conocimiento contestó:

–Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla… Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.

–¿No podrías ayudarnos? –preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.

–No –dijo el Conocimiento–, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.

Las emociones dijeron:

–¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?

Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.

Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero… Todas… salvo el Amor.

Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:

–Dejar esta isla… después de todo lo que viví aquí… ¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahh… compartimos tantas cosas…

Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra… y acarició cada rama…

Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:

“Quizá la isla se hunda por un ratito… y después resurja… ¿por qué no?”

Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible…

La isla se hundía cada vez más…

Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.

Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta…

Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.

Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla… y se arrastró por la arena… y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme…

Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada…

Y la isla se hundía cada día un poco más…

Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño…

–Después de tantas cosas que pasamos juntos… –le reprochó a la isla.

Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.

Recién en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra…

Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.

Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos.

Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros lo comprendiera y lo llevara.

Buscando con los ojos en el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza se acercó un poquito a la bahía.

–Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote…

Y la Riqueza le contestó:

–Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento… –y siguió su camino sin mirar atrás.

El Amor se quedó mirando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, caireles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.

El Amor se estiró un poco y gritó:

–¡Vanidad… Vanidad… llévame contigo!

La Vanidad miró al Amor y le dijo:

–Me encantaría llevarte, pero… ¡tienes un aspecto!… ¡estás tan desagradable… tan sucio y tan desaliñado!… Perdón, pero creo que afearías mi barco––y se fue.

Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.

–Tristeza, hermana –le dijo–, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo… ¿Me llevarás contigo?

Y la Tristeza le contestó:

–Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaan triste… que prefiero estar sola –y sin decir más, se alejó.

Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, la isla iba a hundirse en el mar hasta desaparecer.

Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final…

De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:

–Chst-chst-chst…

Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.

El Amor se sorprendió:

–¿A mí? –preguntó, llevándose una mano al pecho.

–Sí, sí –dijo el viejito–, a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.

El Amor lo miró y quiso explicar:

–Lo que pasó fue que yo me quedé…

–Yo entiendo –dijo el viejito sin dejarlo terminar la frase–, sube.

El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.

No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para siempre.

–Nunca volverá a existir una isla como ésta –murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito lo contradijera y le diera alguna esperanza.

–No –dijo el viejo– como ésta, nunca.

Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo. Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.

Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.

Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:

–¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó… Todos los demás no comprendían que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera sé quién es…

La Sabiduría lo miró a los ojos largamente y dijo:

–Él es el único que siempre es capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.