jueves, 2 de febrero de 2012

La importancia de relativizar




Las personas que dicen tener un problema muchas veces es porque están encerradas en una situación y no se toman el margen de ver las cosas desde otra distancia u otra perspectiva. No me gusta utilizar la palabra problema sino mejor dicho: preocupación.

Es cierto que todo tiene un grado pero también es verdad que todas las situaciones se presentan como un prisma en el cual somos los responsables de quedarnos con solo una visión de ese prisma o bien, explorar para poder lograr concedernos una visión más amplia.

Considero que relativizar es la mejor de las opciones para vivir plenamente nuestra situación presente, dejar de focalizar nuestros pensamientos en preocupaciones y disponernos a saborear los aspectos de nuestra vida a los que habitualmente no le prestamos atención y que cuando faltan, hieren.

A veces, centramos nuestra existencia en la consecución de un fin, una meta. Eso está bien, pero cuando esta no llega o tarda en llegar convertimos el sueño en una frustración, una preocupación. El centrarnos cada día en la ausencia de esa "necesidad" (a veces ficticia) hace que flaqueemos nuestras energias y las expongamos a un estado enfermizo, a una enfermedad del ánimo que nos suma en pesimismo y depresión.

Relativizar me permite, además de restarle importancia a las circunstancias (como su propia definición indica) a vivir en un mayor estado de plenitud en el momento presente.
He comprobado que a veces, no sabemos lo qué estamos deseando, quizá deseamos algo que ni tan si quiera conocemos bien como para saber que eso nos conviene y focalizamos toda nuestras fuerzas y energías en un único fin. Si este no se da, es que quizá no debe darse o porque no coincide con las coordenadas de nuestro sueño, pero cuando uno se obsceca, no es capaz de ver con claridad y se confunde.

El anticiparse a las situaciones también hace que uno despilfarre sus herramientas presentes. El temor a lo desconocido es desde ya una úlcera que crece y nos contamina.

Relativizar es una fórmula perfecta para seguir sonriendo y agradeciendo lo que uno tiene y una forma de entender que el mundo no se acaba si nuestro plan predefinido no está saliendo tal y como desearíamos, puesto que tal vez, el mejor plan ya este sucediéndose o porque buscamos en el futuro con inconciencia la herramienta que tenemos ya en el presente. A veces hay que mirarse los pies para averiguar cuál es la mejor forma de avanzar.

Agradezco que algunos planes no salgan como quisiera, primero porque a veces deseo sin saber, y segundo porque me dan la oportunidad de replantear MUCHO MEJOR mis aspiraciones, me dan la oportunidad de evaluar mis herramientas y de sentirme respirar.

Considero que cuando uno no alcanza lo que quiere, es porque aún no sabe bien qué quiere, o porque éso que desea no es realmente lo que necesita. No hay errores en la armonía del universo, el único error reside en nuestra manera de analizar y entender las cosas. Somos caprichosos y muchas veces no sabemos disfrutar el regalo que ya tenemos, cuando sepamos hacerlo, cuando sepamos qué necesitamos realmente, estoy convencida que la suerte no se nos resistirá.

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