martes, 29 de noviembre de 2011

Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo


Ya se dice... si quieres cambiar el mundo ¡¡cámbiate a ti mismo!! y es ahora, a final de año cuando he llegado a una conclusión, un propósito, un cambio de visión.

Así que para cambiar mi mundo... voy a cambiar un aspecto de mi misma. Y algo que he querido mejorar, que son las relaciones personales voy a empezar a mejorarlas pero desde mí misma.
Es verdad que llevo medio año quejándome un poco de la actitud de las personas que me rodean, de amistades que creía "puras y sanas" ver que la envidia, las malas contestaciones, la pequeña rabieta de ver que tu avanzas y ellos no o que simplemente consigues pequeños logros que te llenan y que te ves frenada a compartirlo con ellos porque su ego les impide celebrar los logros ajenos.
Bueno, hablo de ellos cuando realmente son ellas; MIS AMIGAS.
Tengo amigos, pero es cierto que los hombres no se comparan tanto con nosotras, a excepción de los logros profesionales (que siempre se ha dicho que son muy competitivos).

Es cierto que este año he aprendido a decir NO y aún estoy en proceso de aprendizaje y de aplicación práctica. Estoy harta del abuso a la confianza y creo que he aprendido a decirle no a los demás para decirme sí a mi misma. Anteriormente me satisfacía enormemente ayudar desinteresadamente a los demás, sentir que los demás me necesitaban me hacía sentir importante y "querida", ¿pero realmente me necesitaban a MI? ¿realmente era quererme a mi o queremerme por interés?. Cuando aquella necesidad en mi se alargaba tanto en el tiempo me daba cuenta que estaba privándome de mi propio espacio, de mis ratos a solas, de mis momentos.... no podía reservar tanto tiempo a los demás. Creo que necesitaban una parte de mi misma pero no a mi YO como persona. Necesitaban a mi yo psicólogo, a mi Yo positivo, a mi Yo simpático, a mi Yo alegre, a mi Yo espiritual a mi Yo astrológico.... ¿pero estaban ahí de la misma forma que yo necesitaba? se limitaban a recibir consejos... y asumieron el rol de paciente y yo de terapeuta pero en el fondo yo también necesito una persona que me anime, que me escuche, que me aconseje... Inconcientemente desequilibraba la balanza.

Además las amistades o las relaciones que se necesitan no son relaciones sanas. Me refiero a la necesidad entendida como tal. Yo no necesito a nadie, pero cuando elijo un amigo lo elijo desinteresademante, pudiendo hacer con mi tiempo miles de cosas lo que elijo es pasarlo con una persona en concreto porque más que llenar un hueco vacío, enriquece los que ya están llenos.

Además, las amistades que se necesitan, cuando dejan de necesitarse desaparecen... ¿entonces son amistades verdaderas? No, son amistades por interés. O más que amistades, son relaciones interesadas.

Yo este año he vivido la necesidad imperiosa de quitarme parásitos de mi vida, y cuando he empezado a decir NO muchos se han ido poco a poco, tras eso, mi decepción pero en parte mi orgullo. Quizá lo que queda es lo auténtico.

He adoptado esa actitud, creo que ha sido valiente, pero también he adoptado otra de defensa y es alejarme de aquellas personas a las que no les siento transparentes hacia mi, de las que no comparten mi alegría porque les genera frustración propia o de las que frente a mis pequeños fracasos se regodean. O yo contaba demasiado o ellos tenían malas emociones.

Por lo que dejé de contar, empecé a alejarme y a ser una amiga dispuesta a escuchar pero sin intenciones de hablar o de confesar nada de lo que confiere a mi vida.
Ante aquellos que me decepcionaban o que me ponían en duda simplemente me alejaba y estaba totalmente dispuesta a dejar morir esa relación.

Por lo que me negué a escuchar a los que no escuchan y a dar a los que no dan y éstos se fueron y me negué a hablarles a los que escuchan porque sus respuestas no eran las que yo esperaba, en definitiva.... confusión, soledad y muchos replanteamientos.

Llegué a pensar, mejor sola que malas personas.

Así que el ciclo se repetía, otra vez conociendo gente nueva, otra vez fabricando nuevas relaciones, nuevas amistades... y me ví pensando, realmente es lo fácil ¿no? el construir relaciones que de primeras son buenas y maravillosas pero cuando pasan a otra fase más comprometida, más "tú y yo" nos decepcionan, las desterramos y comenzamos de nuevo. Realmente lo que quería evitar es construir relaciones intensas porque éstas atentan contra mi sensibilidad muchas veces pero era lo que en mi fondo necesitaba, quería construir relaciones VERDADERAS y para ello no debería huir sino salvar las diferencias. Debía empezar a correr pero en la dirección contraria.

Así que me he dado la vuelta, he rectificado y he vuelto a rescatar a aquellas amigas que sabes que incluso contestándote mal en alguna ocasión te quieren con locura (con sus pequeñas envidias o diferencias) pero el problema quizá no sea contigo sino consigo mismas.
Generar distancias no nos ayuda en nada y estoy convencida que cuando comienzan nuevos ciclos en nuestra vida y éstos vuelven a terminarse nos volvemos a ver solos, huyendo de lo que nos puede herir, de las interferencias en nuestros proyectos y deseos.

Finalmente, no tenemos propósitos de profundizar porque eso nos hace daño, nuestro único interés está en pasar buenos ratos y llegas a la conclusión que mejor mantener relaciones "superficiales" pero éstas, tampoco nos llenan. Creo que conocer realmente a alguien conlleva una implicación en ésa persona que debe venir por ambas partes. Quien se implica te quiere y quien se implica valora.

Por lo que creo que debo empezar a construir relaciones fuertes y para ello, sin lugar a dudas, es necesario salvar las diferencias. Cuando logramos construirlas, en los malos momentos miras hacia atrás y están todos alli, sin que les hubieras llamado. Simplemente les has dado la oportunidad a que te conozcan, saben quién eres y tú quienes son todos ellos.

Lo fácil es huir es cierto y quizá mi tarea en vez de huir sea saber crear los límites, que hasta ahora igual no he sabido marcarlos, no he sabido cuando decir no y cuando decir si, cuando respetar espacios y cuando dejar que entren en ellos sin permiso. Pero lo verdaderamente importante no solo es saber hacer "amigos" sino saber mantenerlos y es la tarea más complicada.

Ahora sé que no quiero tener muchos amigos sino pocos amigos pero reales.
La tempestad, cuando viene, arrastra todo lo que no está bien atado a la tierra y no quiero una vida que se empobrece en los momentos duros sino que cuando éstos vienen puedo contar con personas incondicionales al igual que ellos conmigo.

Quiero dar y recibir abrazos sinceros y lo más importante saber quién me abraza realmente y que quien me abrace sepa a quien está abrazando. Es un "tú-conmigo" y "yo-contigo" un hoy por tí y mañana por mi, en lo bueno y en lo malo.

Amigo; Acércate a mi, no creemos distancias sino hablemos.

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